Por Christy Mann
Traducido por Maria Borden
En mi mundo, donde lo invisible se entrelaza con lo tangible, los susurros del universo nos guían a través del laberinto de la existencia. Como guardián de Metaphysical Times LLC, tengo la tarea de desentrañar el enigmático tapiz de los misterios de la vida y compartir las revelaciones desenterradas en mi viaje.
A través de una sola sesión meditativa, trasciendo los confines de lo ordinario, sumergiéndome en la extensión ilimitada de la conciencia. Aquí, en medio del silencio de mi alma, comulgo con las energías cósmicas, buscando guía y sabiduría para iluminar el camino por delante.
Semana 1:Abrazo la quietud durante el viaje de esta semana, me encuentro de pie a orillas de un lago tranquilo, su superficie que refleja el cielo azul por encima. El aire está cargado con el aroma de las flores silvestres, y una suave brisa acaricia mi piel, susurrando secretos del universo. Con cada respiración, me hundo más en el santuario de la quietud, permitiendo que las suaves ondas del lago me lleven a las profundidades de mi alma.
Semana 2: Mientras camino hacia la segunda semana, me encuentro de pie frente a un altísimo árbol antiguo, sus retorcidas raíces ahondando profundamente en la tierra. Cierro mis ojos y presiono mi palma contra su áspera corteza, sintiendo el pulso de la vida revoloteando bajo mis dedos. En el silencio de este bosque sagrado, me abro a la sabiduría que fluye del corazón del árbol, permitiendo que sus antiguas enseñanzas resuenen dentro de mi alma.
Semana 3: Bailo con presencia en la tercera semana, me encuentro de pie en un prado bañado por el sol, rodeado de una sinfonía de pájaros cantores y hojas crujientes. Con cada paso, me vuelvo uno con el ritmo de la naturaleza, mis sentidos vivos al vibrante tapiz de la vida que se desarrolla a mi alrededor. En la quietud de este momento, me vuelvo agudamente consciente de la interconexión de todas las cosas, mi alma sintonizada con la armonía divina que impregna el universo.
Semana 4: Escucho el lenguaje del silencio mientras camino hacia la cuarta semana, me encuentro sentado en un círculo de espíritus afines, nuestros ojos encerrados en comunión silenciosa. En las profundidades de este silencio compartido, oigo el eco de verdades tácitas reverberando entre nosotros, tejiendo un tapiz de entendimiento que trasciende las palabras. En este espacio sagrado, aprendo el arte de escuchar no solo con mis oídos sino con mi corazón, permitiendo que el lenguaje del silencio hable volúmenes.
Semana 5: Rendirme a la guía divina en la quinta semana, me encuentro en el precipicio de la rendición, mi espíritu dispuesto a saltar al abismo de lo desconocido. Con cada respiración, libero los grilletes del miedo y la duda, permitiéndome ser llevado por las corrientes de la gracia divina. En el silencio de la entrega, encuentro la liberación, mi alma elevándose sobre alas de fe y confianza.
Semana 6: En la última semana de mi viaje, me encuentro de pie en el umbral de la transformación, mi espíritu arde con el fuego del nuevo propósito. Con claridad y convicción, doy un paso adelante hacia lo desconocido, guiado por los susurros de mi alma y la sabiduría del universo. En el silencio de este momento, me convierto en el arquitecto de mi destino, tejiendo los hilos de mis experiencias en el tapiz de mi vida.
Al recorrer juntos este viaje, prestemos atención a la sabiduría atemporal encapsulada en el tema “Estad quietos y escuchad.” Porque en el silencio del alma, en medio de los susurros del universo, están las claves para desbloquear los misterios de la existencia y los secretos de nuestros propios corazones.
Bendiciones para ustedes y los suyos a través de esta temporada.